En menos de 24 horas, un grupo de violentos destrozaron e incendiaron las instalaciones de un establecimiento educativo en la localidad bonaerense de Florencia Varela, a la que asisten más de 600 chicos. "La impotencia es muy grande", dijo una maestra a Crónica.
No existen razones que permitan entender que en menos de 24 horas un grupo de vándalos, si se los puede llamar así, destruya una escuela e incendie parte de sus instalaciones, donde ni siquiera el objetivo es el robo.
Los aberrantes ataques tuvieron lugar en un establecimiento educativo de la localidad bonaerense de Florencio Varela, al cual concurren más de 600 chicos de jardín de infantes, y nivel primario y secundario.
Justamente los niños son los más perjudicados de semejante salvajismo puesto que, producto de los daños, el centro escolar no puede abrir las puertas del comedor que alimentaba a los alumnos de bajos recursos.
En el barrio Agustín Ramírez de Florencio Varela, estudiantes, docentes y autoridades del establecimiento educativo de Tranquera y Malambo no encuentran razón de lo acontecido en un período de 24 horas.
Es que las instalaciones donde desarrollan sus actividades, el Jardín de Infantes Nº 919, la escuela primaria Nº 62 y la escuela media Nº 11 fueron encontradas en la mañana del lunes y de ayer en estado de destrucción.
En primera instancia, los porteros del instituto advirtieron que desde el patio interno provenía un humo negro que dificultaba la respiración y, al ingresar, vieron los estragos de un siniestro desencadenado por un hecho vandálico que tuvo un segundo capítulo en la madrugada de ayer, donde nuevamente a la mañana el personal no docente encontró más daños a los ya padecidos el día anterior: ventanas y muebles rotos como consecuencia de un comportamiento “inexplicable y con mucha saña”, consideró ante “Crónica” Andrea Robledo, maestra del recinto educativo.
Ella, como el resto de la comunidad escolar, expresó que “estamos desorientados, no entramos en razón” y a pocas horas de este raid demencial “nos estamos dando fuerzas porque la impotencia es muy grande, pero la idea es juntarnos y empezar a ver qué nos queda para salir adelante. Sé que vamos a levantar a la escuela”, remarcó Robledo.
Indignación
Al centro escolar acuden 600 alumnos durante el año y en vacaciones hay una escuela de verano donde, además de brindarles actividades recreativas, funciona un comedor para los chicos más necesitados de la zona pero que, debido a los destrozos, no abrirá sus puertas por tiempo indefinido.
En consecuencia, “los más perjudicados son los que menos tienen. Los nenes están muy dolidos, sienten una indignación enorme”, relató la docente.
El futuro de la escuela es incierto como así también la identidad de quienes protagonizaron tan brutal atentado contra una entidad educativa destinada a los niños más humildes de Florencio Varela.
cronica.com.ar
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