lunes, 11 de mayo de 2015

“LA CIUDAD DE LAS COLAS”

NOTA DE TAPA DEL PERIÓDICO “EL PROGRESO” 

El centro varelense fue ganado por las colas, tanto sea por percepción de planes sociales, cobro de haberes, pagos de servicios, asesoramiento sobre garrafas, etc. etc. el espectáculo diario se ha transformado en una absurda realidad con miles de vecinos haciendo colas al rayo de sol o bajo la lluvia. 

Pese a que en la última década se multiplicó la cantidad de lugares para concretar el cobro de haberes y el pago de impuestos y de otros tributos, con la habilitación de los cajeros automáticos y de los sistemas de Pago Fácil y Rapipago, además de otros mecanismos que posibilitan parte de esas operaciones vía web, lo cierto es que mes tras mes realizar esos trámites se ha convertido en un verdadero suplicio para la población, obligada a realizar colas y esperas eternas sin siquiera tener la certeza de que podrá concretarlos.

Las largas filas ante los cajeros automáticos reflejan no sólo una concentración de personas interesadas en extraer dinero o concretar otro tipo de operación, sino que traducen la defección de muchos cajeros que, o no funcionan por deficiencias técnicas o bien carecen de dinero, tal como ocurre con frecuencia.

Como se ha dicho, el problema no es nuevo, se reitera mes a mes, pero el fenómeno se hace sentir cada vez con mayor intensidad. 

Inexplicablemente, pagar una factura de luz, de gas o de teléfonos, lograr concretar el cumplimiento de algún impuesto nacional, provincial o tasa municipal, gestionar la tarjeta Sube o realizar cualquier otro trámite de estas características constituye una suerte de odisea para miles y miles de varelenses, que se agolpan ante los lugares de pago o peregrinan de barrio en barrio buscando alguna ventanilla donde poder concretar la operación. Si es que antes, como se ha dicho, lograron la verdadera panacea en que se ha convertido extraer dinero de los cajeros automáticos.

La grotesca imagen diaria de largas colas con mujeres embarazadas, otras con sus bebes en brazos, gente mayor que no puede mantenerse de pie, discapacitados…, todos conforman un cuadro decadente de horas y horas perdidas, sometimiento y maltrato humano.

Sea por uno u otro motivo, se reeditaron las ya crónicas concentraciones de vecinos y de jubilados en los bancos que pierden un tiempo infinito, por lo general, para pagar las cuentas, cobrar haberes, sacar dinero del cajero o realizar alguna clase de gestión en una oficina de atención al público.

Uno de los puntos más peligrosos es la esquina de Pte. Perón y Av. San Martín, en esa pequeña vereda se congregan los clientes que esperan para ingresar al banco BBVA Francés sumados a quienes hacen las colas para ser atendidos en ANSES, esa masa humana impide el desplazamiento de los peatones que deben bajar de la vereda y circular, literalmente por la Av. San Martín con la amenaza de ser atropellados por algún vehículo que pasa por ahí. 

Hace ya muchos años que existe un creciente reclamo contra este tipo de deficiencias. Pero la multiplicidad de pedidos no se ve correspondida por respuestas eficaces. 
Sólo cabe esperar que las distintas administraciones comprendan que se está frente a injustas agresiones a la calidad de vida. Eventualmente, la existencia en el Estado de organismos específicos para atender los reclamos de usuarios y contribuyentes debiera constituir, también, otra vía eficaz para que los responsables de estos excesos burocráticos entiendan que deban cambiar el rumbo de una vez por todas.

Periódico El Progreso 
Florencio Varela

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