jueves, 9 de abril de 2015

Video: los errores arbitrales de la fecha que reinstalaron el debate sobre el uso de la tecnología

En Florencio Varela, en cambio, Diego Ceballos cobró un invento creado por Franco Cervi que desperdició Marco Ruben. En el comienzo del espectáculo más entretenido en lo que va del certamen, el santafesino le cobró una falta a Damián Martínez sobre el virtuoso atacante "canalla", quien cayó en el área como si le hubiesen dado un violento codazo. Las imágenes televisivas fueron muy claras y la obra del joven fue perfectamente comprada por el árbitro.
En la octava fecha del campeonato doméstico se produjeron varias polémicas que invitan a pensar sobre la inclusión de la tecnología en el fútbol argentino. Tal vez el hecho más desprolijo se vivió en el José Amalfitani, en donde Germán Delfino desnaturalizó el partido que animaban Vélez y Arsenal al sancionar un penal a favor del "Fortín" en un fallo que dejó mucha tela para cortar. Si bien la decisión fue errónea, porque la mano que observó el árbitro fue de Mariano Pavone, la desprolijidad se estableció unos instantes después, cuando el colegiado rectificó su decisión, amonestó al delantero local y le pidió al colombiano Rosero Valencia que regrese al juego, luego de haberle mostrado la tarjeta roja por la supuesta infracción. Lo llamativo es que el juez de línea, Iván Núñez, había avalado la pena máxima y el aviso del fallo lo dio el cuarto hombre, Lucas Comesaña, luego de recibir la notificación a través de alguien ajeno al encuentro, que seguía las acciones desde un monitor. Es decir que se revirtió la sanción de una manera que prohíbe el reglamento.

Con el antecedente de Liniers caliente, Américo Rubén Gallego intentó persuadir a Mauro Vigliano y a sus asistentes al exigir que le sancionen un penal a su favor, cuando Marcelo Cardozo evitó el tanto de Maxi Rodríguez aplicando la ley del último recurso. A pesar de las exigencias del "Tolo", quien también les suplicó a los periodistas que trabajaban en la transmisión del cotejo, toda la escena debió ser invalidada por un offside de Víctor Figueroa. Para la terna arbitral todo fue siga, siga...

Una situación similar a la que se vivió en Avellaneda el sábado por la noche. En el Libertadores de América, Juan Pablo Pompei ignoró una clara mano de Víctor Aguilera que también debió concluir en la pena máxima. Los reclamos de Pablo Vegetti no fueron tenidos en cuenta y Gimnasia se privó de la posibilidad de ponerse en ventaja cuando el duelo estaba 0 a 0.

En Florencio Varela, en cambio, Diego Ceballos cobró un invento creado por Franco Cervi que desperdició Marco Ruben. En el comienzo del espectáculo más entretenido en lo que va del certamen, el santafesino le cobró una falta a Damián Martínez sobre el virtuoso atacante "canalla", quien cayó en el área como si le hubiesen dado un violento codazo. Las imágenes televisivas fueron muy claras y la obra del joven fue perfectamente comprada por el árbitro.

Finalmente, en el cruce entre Quilmes y Crucero del Norte, el equipo misionero marcó el descuento con un tiro libre ejecutado por Nicolás Dematei, que dejó un manto de dudas. La perfección del disparo y los esfuerzos Fabián Assmann hicieron que el asistente, Mariano Viale, convalide la conquista sin estar seguro de que la pelota haya entrado. Patricio Loustau no tuvo más remedio que confiar en su colaborador.

Los mencionados son sólo cinco ejemplos que se dieron en la octava fecha, pero a lo largo de la historia hay múltiples casos en los que la justicia no se relaciona con lo que sancionaron los árbitros. Si en deportes como el hockey, tenis, rugby o básquet se permite el uso de la tecnología para evitar las polémicas, ¿por qué en el fútbol se niegan a incluir una herramienta que ayudará a terminar con las injusticias propias de errores evitables? Tal vez sea el momento de una adaptación hacia una nueva era en la que se apliquen recursos que colaboren a un juego más limpio.

Por Fernando Taveira – ftaveira@infobae.com

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