miércoles, 8 de abril de 2015

A propósito de la responsabilidad

El fin de semana dejó casos testigo sobre cómo asumen algunos protagonistas su responsabilidad. Mariano Pavone se desentendió de la suya, que no era la de reprimir la acción instintiva de golpear la pelota con la mano, sino la de reconocer su falta para evitarle a Delfino un calvario perpetuo en su carrera de árbitro. El delantero de Vélez desperdició la oportunidad de que cuando se retire, además de ser recordado por su potencia ofensiva, se lo evoque por un acto de Fair Play. Un gol más o menos no le iba a agregar tanto a su trayectoria como un ejemplo que habría servido para las nuevas generaciones. Miroslav Klose es tan reconocido por ser el goleador histórico del seleccionado de Alemania como por haberle advertido al árbitro que no convalidara un gol que hizo con la mano para Lazio. La mano de Dios de Maradona a Inglaterra, sazonada con la distorsión que produce el exacerbado patriotismo, quedó instalada como una rémora para muchos valores. Cualquiera que no se pliegue a esa mal entendida picardía corre el riesgo de quedar fuera del sistema por cándido.

Si Pavone eludió su responsabilidad, un par de directores técnicos pretendieron transferírsela a la prensa desde su nerviosismo por los malos resultados. Almirón y Guillermo Barros Schelotto tuvieron respuestas cercanas al desplante a preguntaspuramente futbolísticas, como por qué no juega Victorino o cuánto se juega Lanús en el próximo clasico con Banfield.

Todos estos casos de (i) responsabilidad no son tan extraños en el paisaje de nuestro fútbol como el episodio que protagonizó Saveljich. El zaguero de Defensa y Justicia, minutos después de que un mal pase suyo derivara en un gol de Rosario Central, le pidió a Darío Franco que lo reemplazara. Saveljich se sentía abrumado por una equivocación que fue el detonante de un contexto que le venía siendo adverso. Sus últimos partidos no fueron buenos y la hinchada del Halcón se lo hizo notar con fuertes reprobaciones. Encima, en la cancha de Florencio Varela, con las tribunas tan pegadas, se oyen hasta las murmuraciones. Saveljich se siente que juega bajo la sospecha y la desconfianza exterior, que no es la del técnico Franco, que en enero pidió su contratación y lo respalda por encima de Tejera, uno de los símbolos desde la época del ascenso. Tanto el entrenador como algunos de sus compañeros lo contuvieron, le dieron apoyo para que siguiera.

Quedará para el debate cómo encuadrar la conducta de Saveljich. ¿Fue una autocrítica responsable, un sacrificio personal para no perjudicar a su equipo? ¿O demostró falta de personalidad y carácter para sobreponerse al error y a la presión propia de la alta competencia? Quienes lo conocen más de cerca notan que su autoexigencia puede ser nociva, que se perdona poco. Es cuando la responsabilidad se lleva como un peso difícil de soportar..

Fuente : lanacion
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