jueves, 18 de diciembre de 2014

Prueba de amor: una pareja adoptó a cinco hermanitos



Un matrimonio de Florencio Varela, provincia de Buenos Aires, vino a Posadas para agrandar su familia. Los niños tienen entre 2 y 12 años y vivían en el hogar San José Obrero
"Son tres varones y dos nenas. En esos años que vivieron en El Refugio no se hizo el seguimiento ni de su situación sanitaria ni judicial. Llegaron acá con su ropa puesta y su DNI, no tenían ni calendario de vacunación"

POSADAS.
“Ojalá que Dios nos dé una mamá y un papá a nosotros también”. La frase resonó con fuerza el pasado viernes entre las paredes del Hogar San José Obrero que depende de la Fundación Tupá Rendá. El motivo del cónclave, que incluyó a todos los niños y al grupo interdisciplinario, fue la despedida de cinco hermanitos que vivieron allí los últimos seis meses.
Sobraron lágrimas de alegría, algunas de tristeza. No es sencillo decir adiós. Fue un momento emotivo que encendió una luz de esperanza para los diez niños que todavía esperan ser cobijados por una familia.
Claudio Boccalon y Mariela Rzepeski, un matrimonio de Florencio Varela, provincia de Buenos Aires, vino a Posadas  para adoptar a cinco niños unidos por un lazo de sangre eterno. Sus edades oscilan entre los 2 años y los 12 y antes de llegar al San José Obrero, vivieron durante tres años en el hogar El Refugio, que fue cerrado meses atrás.
Ella es pediatra y él es contador. El sueño de convertirse en padres está latente en sus vidas hace bastante tiempo, incluso fueron a Estados Unidos para someterse a tratamientos médicos. Hasta que un día consideraron la adopción como alternativa para agrandar la familia. Se contactaron con la Fundación Tupá Rendá gracias a un familiar que vive en Apóstoles y estaba enterado de la situación de estos hermanos.
“Hicimos el trabajo lo mejor posible. Fuimos hasta la jueza Alegre a presentarle este matrimonio y el viernes nos llegó el oficio”, dice a El Territorio Rogelio Peralta, encargado del hogar San José Obrero y así comienza a relatar la odisea que significó reconstruir la identidad de los  chicos: “Son tres varones y dos nenas. En esos años que vivieron en El Refugio no se hizo el seguimiento ni de su situación sanitaria ni judicial. Llegaron acá con su ropa puesta y su DNI, no tenían ni calendario de vacunación. Entonces mandamos una nota a la jueza de que era de imperiosa necesidad de que estos chiquitos sean adoptados por una familia. Ubicamos a la mamá biológica de los menores y la jueza resolvió su estado de adoptabilidad porque la señora no podía hacerse cargo de los niños”.
Hubo un trabajo relámpago de vinculación entre la pareja y los niños. Un proceso de encuentros, trámites y presentaciones formales. “Hicimos una reunión con los chicos y los profesionales, los cinco hermanos aceptaron irse a Buenos Aires. Nos reunimos en el hogar y les contamos que encontramos una mamá y un papá; los demás chicos decían 'ojalá Dios quiera que nos toque a nosotros también'. Fue una despedida muy emotiva”, comenta Rogelio.
Al principio, la Justicia entendía que era prácticamente imposible que una pareja adopte a cinco niños pese a la necesidad que ellos tenían de seguir unidos. Fue así que el último mes hubo otro matrimonio que llegó al hogar con intención de adoptar, pero sólo podían hacerse cargo de dos. “Estamos felices por un lado, pero por otro, jugar con los sentimientos de la gente e involucrarnos gratuitamente no nos parece. Otro matrimonio estuvo casi dos meses haciendo un trabajo de vinculación porque antes la jueza dijo que los hermanos iban a tener que separarse. No nos gustaría que se repita esa situación. Lo que cuestionamos es el accionar de la jueza de entusiasmar a una familia”, asevera el encargado del hogar.
El matrimonio bonaerense representa un ejemplo digno de imitar. Sin dudar asumieron la responsabilidad de alimentar, educar y amar a cinco personas que acarrean secuelas de abandono y vulneración de derechos. Desde ahora todo será distinto, pero no están solos en esta prueba de amor. Los colegas del sector de Pediatría donaron su bono navideño de dos mil pesos que el hospital ofrece a sus empleados. Por otro lado, el día que retornaron a Buenos Aires un pasacalle se anteponía a su morada: "Bienvenida a la gran familia". Vecinos y familiares los recibieron con globos, aplausos y abrazos. Esta Nochebuena, Claudio y Mariela ya no rezarán para que llegue ese bebé tan esperado; sino más bien sus plegarias serán por la salud y el bienestar de sus cinco hijos.


Tupá Rendá
La Fundación Tupá Rendá, que administra los hogares para personas en la extrema pobreza y en situación de calle, cumplió el 4 de agosto dos años desde que adquirió su personería.
La fundación tiene los hogares para adultos en situación de calle San José Obrero, para niños Padre Mugica y para jóvenes con adicciones en Santa Ana. En la actualidad, y debido a que tuvieron que recibir a los niños del hogar El Refugio, dedicaron el espacio físico de San José Obrero a los más pequeños

territoriodigital.com.ar

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