viernes, 5 de septiembre de 2014

Racing es asunto serio. Habría que internarlo.



Una vez más nos hizo creer que se podía fantasear. Aunque había señales que nadie vio: su DT, Diego Cocca, estadísticamente es el peor entrenador debutante en la historia del Santos Laguna mexicano, pero sus breves actuaciones en el fútbol argentino y la falta de exposición mediática, lo tornaron creíble. Inicialmente creíble. Sin embargo, al llenar su equipo de jugadores gerenciados por su mismo representante, Cristian Bragarnik, trastabilla y nos lleva a tomar Rivotril para creer que aún así hay esperanza, que es posible. El Rivotril es la llamada droga de la felicidad, la que sustituyó al Valium de los ‘70, al Lexotanil de los ‘80 y al Prozac de los ‘90.

En su debut, Cocca le ganó a su anterior club, Defensa y Justicia, cuyo fútbol lo maneja su representante (¿curioso, no?) y luego a ‘medio’ San Lorenzo –cinco suplentes–, que aún festejaba el título continental. Tigre, ajeno a todo, lo vapuleó 4 a 0 en la tercera fecha. Mal se recupera con un agónico triunfo ante Arsenal, en la cuarta, gracias a un penal que no existió y, como casi siempre, sucumbió en el ‘Libertadores de América’.

En los días previos al clásico de Avellaneda, Almirón, hincha del equipo que entrena, fue claro: “Hay que ganarle a Racing”. Diego Cocca, en cambio, dejó dudas, dijo que “no importa perder el clásico si ganamos el campeonato”. No entendió donde está, no asimiló las necesidades del club y mucho menos las ansiedades históricas de su gente. Si se fuerza un poco, la frase debió ser exactamente inversa: “Aunque no seamos campeones tenemos que ganarle a Independiente”. Era el primer clásico desde el retorno de la Segunda División de los vecinos y hacía 13 años que la ‘Acadé’ no ganaba de visitante. Ahora son 14. El triunfo era lo único que cabía. Cocca no lo vio de ese modo y así le fue.

Cocca arma el equipo con prioridades que no son las ideales. Pone a Saja porque no se atreve a sacarlo, pero Saja está mal, en un año pasó de ser imbatible a totalmente vulnerable; en todos los partidos cometió errores intolerables (Gareca acaba de ser despedido del Palmeiras brasileño porque bancó al arquero Fabio que le perdió cuatro partidos de seis; le puede pasar lo mismo a Cocca). Pero, claro, no tiene suplente a la altura. El volante Nelson Acevedo, proveniente de Defensa y Justicia, club cuyo fútbol –repito–, maneja oficialmente Bragarnik, no tiene nivel de Primera ‘A’ (Acevedo quedó libre de las inferiores de Racing años atrás): en el clásico lo sustituyó Diego Villar, también agenciado por Score Fútbol, la empresa de Bragarnik.

El joven entrenador de Racing pone desde el arranque a Diego Milito, la principal estrella, cuando es patente que no puede jugar los noventa minutos, mucho menos tres partidos en ocho días como sucedió la semana pasada; lo pagó caro: Milito salió lesionado antes de la media hora del clásico (desgarro de 7 milímetros en el bíceps femoral de la pierna derecha), y ahora no jugará por veinte días. ¿No es mejor tenerlo media hora bien todos los partidos que perderlo la mitad de ellos? Cocca no parece preocuparse, lo reemplaza con Gustavo Bou, otro ‘crack’ (¡my god!) de Christian Bragarnik. Así no, así no va.

No estoy diciendo que Racing perdió el clásico por Bragarnik, no, porque el empresario tiene tantos jugadores en la ‘Academia’ como en ‘el Rojo’, donde curiosamente el entrenador Jorge Almirón es otro representado por Score Fútbol que también maneja a Godoy Cruz. Por el club de Mendoza pasaron varios de los antes mencionados. En Independiente, el domingo, jugaron Juan Martín Lucero, Cristian Tula y Victor Cuesta todos jugadores de Bragarnik. Pero Independiente es otra historia, hoy no es un club serio, está en manos del gremialista Moyano y sus hijos, no hay una gestión futbolera de cuño. Interesa para otros fines. Casi que, como en Defensa y Justicia, es bienvenida la participación de Bragarnik y su Score Fútbol.

Está claro que Racing perdió por el árbitro: Fernando Rapallini fue un desastre, no puede dirigir en alto nivel (la AFA ya avisó que será ‘parado’ en la próxima fecha). En la previa del match, revisando sus estadísticas, surgió que Racing nunca había perdido con él ‘pitando’ y, en paralelo, Independiente jamás había ganado con él dirigiendo. Estaba claro que era el partido ideal para acertar las cuentas aunque más no fuese inconscientemente. Venía de arbitrar, con polémica, a Godoy Cruz y Rosario Central. No merecía el clásico, pero lo tuvo y ahora Racing ya perdió con Rapallini e Independiente ya ganó con Rapallini. Quien quiera culpar a Don Julio Grondona que lo culpe, pero recuerdo que está muerto.

Los efectos colaterales de Bragarnik son más amplios y pueden afectar a Cocca si no gana seguido y no se silencian voces como la del defensor de All Boys Leonel Di Plácido, que el viernes pasado parecía interesar a la Academia sobre el cierre del Libro de Pases. Di Plácido no firmó porque, según sus declaraciones, el representante de Cocca le dijo que “tenía que ir con él” para poder transferirse a Racing; en otras palabras debía romper el compromiso con su actual agente Fernando Hidalgo. Di Plácido, dicen, no quiso cambiar de agente para ir a Racing porque, mejor para él, el año próximo recalará en Boca: Hidalgo es el representante de varios ‘cracks’ que Bianchi aprobó: Chávez, Calleri, Meli… (Hidalgo coloca jugadores en la calle Brandsen desde la presidencia de Mauricio Macri).

Más allá de los intermediarios y los técnicos, o por causa de ellos, para el ansioso hincha albiceleste se anuncian los llamados ‘terrores nocturnos’, esa zona intermedia entre el sueño y la vigilia. Cuando no se está ni despierto ni dormido. Si metemos todo y todos en una misma bolsa difícilmente extraigamos de ella un equipo campeón, ese por el que Cocca ‘resignó’ el clásico. Hará falta bastante Rivotril si se quiere un poco de felicidad en Mozart y Corbatta.

Edgardo Martolio

1 comentario: