domingo, 13 de abril de 2014

Defensa 0 - Unión 0: El momento de la mente fría y la paciencia infinita


Camacho en acción. Defensa sigue sumando en su carrera al ascenso (Télam)
















Se que están todos, o varios, sacando numeritos. Que cuándo ascendemos, que a cuanto se nos acercó Instituto, que cuánto se alejó Banfield y otras tantas. Tenemos ansiedad. Tenemos bronca por el empate. Tenemos alegría por seguir sumando y no saber lo que es una derrota hace 9 fechas. Tenemos certeza de que el sueño se va a concretar. Tenemos inseguridades. Este es el temblor propio que viven jugadores, cuerpo técnico, dirigentes, periodistas e hinchas. Defensa va al frente con todos los rivales, con huevos, con hambre como el primer día del debut en agosto de 2013. Va con el ímpetu de quien va a luchar hasta el final. Se nota, se percibe. Pero no siempre se concretan todas las jugadas que se generan, a veces la suerte no acompaña, en otras se visibiliza el cansancio del largo torneo y, seamos senzatos, a veces hasta se pueden perder éstos partidos -el rival juega, no nos olvidemos- y es bueno saber cuándo se debe guardar un empate. A pesar de ello, el equipo de Cocca siempre arriesga; hace lo que le pedimos a todos los equipos del Defe, desde 1978 hasta hoy. Gustavo Moyano encontró el vocablo que no lograba hallar mi mente: administrar.
Defensa y Justicia administra hoy su diferencia de puntos e intenta administrar algo mucho más difícil: la ansiedad y la paciencia. Y no es fácil porque éste equipo marca historia llegando a la fecha 33 con 62 puntos y no conociendo otra ubicación en la tabla que el primero o segundo puesto y encima jugando bien ¿tomaron nota, no? Ahora estamos en la recta final y lo psicológico juega un papel preponderante. Quizás planteles con la camiseta de Olimpo, Banfield, Belgrano y los vecinos tengan la suficiente experiencia de manejar éstos momentos porque subieron (y bajaron) un montón de veces. Pero Defensa no. Subió vertiginosamente de la D al Nacional B en un lustro, entre 1983 y 1986, y luego retornó al Nacional en 1997, pero jamás estuvo tan cerca de la Primera A y con una diferencia marcada de unidades respecto a sus perseguidores, una ventaja que justamente es la que ahora debe manejar futbolística y mentalemente. Es simple de escribir, pero no lo es para nada a la hora de concretarlo. Encima -si mi memoria no falla- ninguno de los que integran éste joven plantel tuvo la experiencia de al menos un ascenso a la Primera División que pudiere hablarle a sus cumpas sobre cómo manejar éste momento, amén de las sabias indicaciones que imparte Diego Cocca y sus ayudantes. Volvemos a la calculadora, por primera vez sin sacar pormedios de descenso. Defe 62 -no importa hoy Banfield-, Instituto si gana 54. Uno de los cuartos, como mucho, 52. Conclusión: con el empate ante Unión, Defensa logra una diferencia de 10 unidades al cuarto, cuando restan 27 puntos en juego ¡Vaya si no es una diferencia tranquilizadora! Lo que pasa -me convenzo- es que para nosotros, los que seguimos de cerca desde hace tantos años la campaña del Halcón, no lo vemos tan claro como los de afuera. Es como tu hijo: cuando es chiquito, sabés que crece pero no diferencias los cambios físicos y de tamaño, pero si visitás un niño ajeno, cada vez que te lo encontrás expresás “¡qué grande que está!”. Bueno, con el Defe pasa lo mismo: todos los que no están en el universo varelense aseguran que ya estamos ascendidos desde hace rato; nosotros sufrimos lo que parece una agonía interminable y no observamos ni somos conscientes de lo cerca que estamos del gran logro. Pueda que en la noche del viernes nos hallamos alejado del "Tomaghello" con un gesto apenado por no haber ganado, pero los grandes logros deportivos siempre están teñidos de dramatismo hasta el final. También es verdad que Unión de Santa Fé se llevó el punto que vino a buscar, con un equipo conducido por Madelón que, como me lo advirtió mi compañero Denis Domínguez, vino a abulonar a sus jugadores en 2 líneas de 4 bien marcadas para borrar del mapa todo posible espacio para Lucero, Triverio y compañía. Una hora antes del partido que se programó para las 20.45, salgo de la cabina 1 del Tomaghello a cambiar un poco el aire, ya que estaba allí desde las 4 de la tarde (nos fuimos cerca de las 11 de la noche, calculen amigos). Cruzo unas palabras con Alfredito Scrocchi (lo de Alfredito quedó para diferenciarlo de su papá, uno de los socios fundadores del club en 1935). Camina dos metros y vuelve en sentido contrario unas 7 veces. No me dice ni hola que comienza a desahogarse: “No voy a aguantar, Claudio ¡estoy seguro que mi corazón no aguanta!” Atino a decirle unas palabras de calma, pero presiento que no me oye. Y prosigue: “Vengo de un congreso de abogados en La Plata sobre Normas IRAM y, la verdad, es que no entendí nada, mi mente estaba en éste partido ¡Todos me preguntan cómo lo voy festejar si se da el ascenso, y la verdad es que no se porque presiento que mi corazón no va aguantar!” insiste, aún convencido en el fondo de su alma que su corazón aguantará eso que dedicará a su padre (fue un respetado abogado y político y un buen tipo que supe conocer) que mira desde algún lugar del cielo. Amigos, un empate es parte de la construcción del logro. Como Alfredito, preparen sus corazones, haganse un chequeo si quieren estar más seguros, pero nada más. Solo es cuestión de administrar la ansiedad y la paciencia. Solo eso ¡Cómo si fuera tan fácil!

por Claudio Blanco

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