sábado, 12 de octubre de 2013

¿Rivalidades?

El grupo de periodistas e hinchas de Talleres infiltrados en los recovecos de Florencio Varela parecía a la deriva, entregado, resignado a que la suerte sea la peor caída la medianoche. Ya se había apagado la alegría del triunfo 3-1 ante Defensa y Justicia, y caída la noche, el objetivo era salir de ese lugar tan incómodo para movilizarse, sin taxis ni colectivos directos a la terminal de Retiro. La filial del Albiazul en Buenos Aires también permanecía en silencio. Claro, nadie hablaba, en busca de no exponerse con la tonada cordobesa y que altere los ánimos en un barrio con celebridad de ser peligroso de madrugada. Cuando el cronista de PODIO y los infilitrados se subieron al auto, el desafío era sortear los puentes, los pasos niveles y las calles rotar para llegar a la ruta sin demoras. Los dos vehículos repletos de albiazules (camuflados) seguían a una Fiorino azul, que los guiaba por el inframundo.
Calles oscuras, sin carteles y sin un ubicación era el contexto casi de aventura de los cordobeses. Al llegar al puente y la ruta que unirá el camino hacia Buenos Aires y a Retiro, el saludo a bocinazos dejó ver, por la ventanilla, que el coche guía era conducido por un hombre con camiseta verde y amarilla. Si, era un jefe de la barra brava de Defensa y Justicia, que gentilmente ofreció ayuda y orientación a los visitantes. ¿Y la rivalidad? ¿Y las amenazas de emboscadas? ¿Y el peligro inminente de jugar en Varela, y en cada cancha de visitante? “Esto que pasó ahora, nos ocurrió en Misiones. Terminó el partido ante Crucero del Norte, y gente del bufett y de la hinchada nos acercó en dos viajes a la ruta para que tomemos un taxi. Eran como 15 cuadras o más, desde Garupá hasta un lugar seguro”, contó otro hincha albiazul, ante la sorpresa del cronista. “Y no digas nada, cuando hay infiltrados en Córdoba, la barra nuestra también les da una mano para que estén cómodos y no tengan problemas ni dentro ni fuera de la cancha. Lo de la rivalidad, a veces, es para la gilada”. Sorprendido, el cronista renovó su esperanza en el sistema. Así tendría que ser.

Federico Jelic | fjelic@lmcordoba.com.ar

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