miércoles, 2 de octubre de 2013

Murió el cura que no le escapaba a la polémica del celibato y el sexo



 El Padre Leonardo Belderraín solía escandalizar por sus posturas en contra del celibato y a favor del matrimonio igualitario. Leo, como se lo conocía en la parroquia Santa Elena del parque Pereyra Iraola, no tenía tabúes a la hora de hablar del sexo de los curas. Y varias veces utilizó las páginas de Infosur para sentar su opinión sobre temas muy polémicos de la sociedad como la pedofilia. Imprevistamente el domingo pasado un ataque cardíaco lo alejó de la vida terrenal ante la conmoción de la comunidad parroquial cuando todavía no había cumplido los 60 años. Fue responsable de la labor evangélica de la zona del Parque Pereyra, fue un sacerdote que realizaba un servicio a la comunidad acompañando a enfermos terminales, trabajando con sus familiares. También hacía visitas a internos en las cárceles.

Fue capellán de la Unidad Penitenciaria 24, de Florencio Varela. Doctor en Teología Moral y en Bioética, fue profesor de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo, entre otras actividades académicas que desarrolló a lo largo de su trayectoria. Aunque ya era reconocido por su dedicación a los más necesitados, Belderrain trascendió las fronteras del entorno en el que se movía debido a las opiniones que tuvo sobre temas tabúes en la comunidad eclesiástica como el matrimonio igualitario y el celibato. Es más en un determinado tiempo de su vida mantuvo una relación sentimental y abandonó los hábitos dedicándose a vivir en pareja con una bailarina afrocubana a la que había conocido en el parque. Ante la muerte de su esposa, volvió a la vida parroquial. Su militancia contra el celibato y su defensa del matrimonio igualitario le valieron críticas de sus pares y lo ubicaron en un lugar atípico dentro de la Iglesia, cuyos representantes más encumbrados en la jerarquía eclesiástica a nivel nacional siempre se manifestaron contra esos temas. Leonardo Belderrain pertenecía a la diócesis de Quilmes, pero nadie puede dejar de reconocerlo como platense. Fue compañero de Seminario y de ordenación dl Padre Carlos Cajade y, además, uno de sus grandes amigos. Asiduo colaborador en distintos medios, Leo, como le decía Cajade, escribió lo siguiente: “Hace apenas unos treinta años habíamos ido juntos con Mario Ramírez y Carlitos Cajade a los funerales del padre Carlos Mujica. En ese momento pensé. ‘Cuando muere un sacerdote en serio, cómo revienta el amor en el aire, en la gente, todo se hace paisaje... Pareciera que todo el dolor se hace amor más rápidamente’. ¿Quién de nosotros estaría más maduro para partir e indicarnos un camino en el cielo, en la tierra y en la entrega?… Se hace tan evidente constatar que él era un signo y sacramento visible del amor de Dios… Lo comprendí tanto en el dolor profundo del Gobernador de la Provincia como de todos los chicos del Hogar, amigos, conocidos y hasta lo vi en el dolor del último linyera de la estación de trenes”. El obispo de Quilmes, José Tissera, ofició una ceremonia religiosa el domingo a la tarde en la Capilla Santa Elena y los restos del sacerdote fueron despedidos en la casa de sepelios de Villa Elisa.

InfoSur Diario

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